El viajero ha comenzado su particular Ruta del Flamenco por una primera jornada que le ha dejado sutiles y apasionadas sensaciones.
Tras una breve visualización de la belleza urbanística y monumental de Sevilla y la visita a uno de los palacios más hermosos de la ciudad, donde ha podido degustar una selección de la gastronomía local, la Fiesta Flamenca con la que se ha terminado la velada le ha hecho sentir y vivir el flamenco en toda su intensidad, con una percepción hasta ese momento desconocida para él.
La Ruta no ha podido comenzar de mejor manera, piensa el viajero. Por ello, continuar con un día de conexión con la naturaleza, en el campo, integrado en el mundo del toro bravo y del caballo de raza, es una impecable continuación a esta experiencia compleja y completa que es vivir el flamenco, conociendo en directo el variado y fascinante entorno que ofrece Andalucía.
En la cercanía de la ciudad de Sevilla, el viajero disfruta de una visita guiada a una de las ganaderías más prestigiosas. Siente de cerca la imponente presencia de estos poderosos animales, libres en su hábitat natural.
El excelente almuerzo campero, ofrecido en una de las magníficas dependencias de la zona noble, es el preámbulo ideal a lo que ha de venir a continuación.
El viajero se integra en la Fiesta Flamenca con la que culmina la jornada. Se siente transportado nuevamente a ese universo mágico de sones y ritmos apasionados que el Arte Flamenco es capaz de generar.