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La última jornada de esta Ruta se dedica a Triana, el barrio de Sevilla a la orilla del Guadalquivir que fue una de las cunas esenciales del Arte Flamenco.

Aunque antes de adentrarse por las calles del viejo barrio, el viajero asiste a un Master Class de baile, a cargo de la familia de los Farruco, un apasionante privilegio al alcance de muy pocos aficionados al Flamenco.

El viajero pasea por las calles de Triana, donde se recuerdan aquellos tiempos en los que el barrio estaba lleno de bulliciosos patios de vecinos, en los que los fragüeros gitanos trabajaban el hierro en sus modestas fraguas, o se afanaban los alfareros en sus tornos para crear las cotizadas piezas de alfarería y cerámica que todavía hoy se pueden adquirir.

El viajero pasea junto al río Guadalquivir, mientras se le explica cómo en otro tiempo abundaban los carpinteros de río en un barrio de profunda tradición marinera.

El viajero se funde en este entorno, hasta que llega la hora de un almuerzo de arte. En un espacio muy especial el viajero degusta las delicias de la cocina trianera.

La jornada encuentra todo su sentido y su culminación en la Fiesta Flamenca de los artistas trianeros y sevillanos, a la que el viajero se incorpora como uno más, con el conocimiento adquirido durante los días anteriores de la Ruta, disfrutando plenamente al sentirse como un viajero que vive el Flamenco.


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